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das Mystische 2.1

Metáforas y signos

Metáforas y signos Leif Eriksson, inmortalizado justo en el momento de descubrir América.

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La primera observación, la que me tiene preso (en la jaula del lenguaje) desde hace unas horas, me la proporciona Cristina Pereira (excelente su en torno a la metáfora) a propósito de tropos, aplicaciones y comparaciones tácitas:

¿Realmente –pregunta Cristina- se parecen tanto todas las cosas en el mundo como para que hacer metáforas sea simplemente hacer visible uno de los múltiples hilos invisibles que las unen como si el mundo fuese una tela de araña?

Tela de araña o jaula del lenguaje, el mundo se nos presenta como el milagro estético por excelencia, y no es de extrañar entonces que, a pesar de nuestras insuficiencias, tratemos de envolverlo, una y otra vez, en suave papel de regalo. Quizás la historia universal –escribió Borges- es la historia de unas cuantas metáforas. Aunque el viejo sabio argentino siempre supo de la existencia de alguien superior al travieso, al hechicero (ambos también creadores de metáforas), y que sólo los signos del semidiós o del ángel son los que transforman el mundo.

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De todas las Kenningar (según Borges, una de las más frías aberraciones que las historias literarias registran), mi preferida, sin lugar a dudas, es ésta (que nombra, sin nombrarlo, al corazón): dura bellota del pensamiento. Las Kenningar son las menciones enigmáticas de la poesía de Islandia, de las Sagas Escandinavas. Hoy, puedo decir, he disparado mi bellota sin miedo, como un arma arrojadiza; pero no me movía la suave marea del pensamiento, sino la más elemental llamada de la sangre.

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En el futuro –anunció Warhol- todo el mundo será famoso durante quince minutos. Quince minutos de gloria. He aquí el futuro.

José Ángel García Landa es Master of Arts en Inglés por la Universidad Brown (Providence, Rhode Island, USA) y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza. Actualmente trabaja en A Bibliography of Literary Theory, Criticism and Philology, una base de datos bibliográfica de libre acceso a través de Internet incluida en el Oxford Text Archive. Pues bien, en la citada bibliografía, bajo el epígrafe “Journalists” y según se aproxima uno al lugar alfabético destinado a la "b" (Directorio de autores. B.names/) puede leerse: Bustamante, Enrique. Das Mystische: La insoportable levedad del weblog.

Nunca antes me había visto reflejado en una bibliografía; ni tan siquiera se me había pasado por la cabeza tal posibilidad. ¿Serán estos mis quince, mis cinco, apenas mi par de segundos de gloria? ¿Será así el futuro?

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Mi alto linaje. Escrito en las paredes del recuerdo con signos analógicos. Otra de las muchas maneras de entender la identidad, el sentido de pertenencia.

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Cuando escribo sobre fútbol tengo siempre la sensación de estar cometiendo un pequeño pecado; aunque también es cierto que se me pasa enseguida. El fútbol es un excelente espejo de la vida, por lo que no está de más que los cachorros vayan familiarizándose con los borrosos conceptos de justicia e injusticia. Por ello, acepto con agrado que mi hijo juegue al fútbol; por ello y por algunas cuestiones más que ahora no vienen al caso. El fútbol –escribió Pasolini- es un sistema de signos, por lo tanto es un lenguaje. Pasolini fue capitán del equipo de fútbol de la Facultad de Letras de la Universidad de Bolonia; por aquel entonces era capaz de diferenciar la poesía de Riva de la prosa poética de Rivera o de la prosa de Mazzola. El fútbol, ahora como antes, es un sistema de signos, un lenguaje. El problema es que, ahora, la poesía queda siempre en manos de unos pocos; como en la vida misma. Y que los más –los económicos- viven como mercaderes enfundados en la prosa.

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Caminamos, también aquí, en la Red, como Suzanne en el verso de Leonard Cohen, among the garbage and the flowers, entre la basura y las flores. También aquí los paparazzi virtuales despliegan sus redes de pesca juzgando, más allá del bien y del mal, el fruto de nuestro trabajo. Las putas, los analfabetos y los obreros de la construcción les mostramos sin pudor nuestra intimidad, el olor pestilente de nuestra mercancía. Gracias a ello, el ángel semidiós se resiente: otra dosis exacta de Paroxetina hidrocloruro. Después de todo, esto resulta desoladoramente divertido.

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En Cincuenta años en la estela de Wittgenstein, Manuel Cruz, Catedrático de Filosofía de la Universidad de Barcelona, cuenta cómo Wittgenstein estableció las condiciones para una nueva mirada, tanto sobre el mundo como sobre el pensamiento mismo. "No pienses, mira", repetía a sus alumnos, convencido de que el mundo merecía esa mirada virgen, absuelta de toda contaminación conceptual o traba ideológica, convencido de que el verdadero milagro estético era la existencia del mundo, es decir, que exista lo que existe. Cómo conseguir abandonar todo el veneno acumulado en forma de metáforas y signos a través de la historia es la única pregunta que merece, ahora, una respuesta. De momento, Manuel Cruz nos aconseja un mínimo de ideas previas y, sobre todo, no ponerlas por delante de lo que haya que pensar, como carreta delante de bueyes. En definitiva –concluye- no hagas caso de la vieja máxima. Atrévete a ignorar. Únicamente así terminarás por saber.

8 comentarios

Lau -

Ah, Enrique, Enrique... vaya una metáfora (subgénero proverbios, habría que decir, ya que ando yo tan refranera, vaya uno a saber por qué) que me gusta, y le he robado ya no recuerdo a quién (pero me ha venido -¡y tantas, hombre!- veces al dedillo como para explicarme esto del 'universo-blog', que ni creerías, eh). Así dice:
El buen pescador devuelve los peces pequeños al agua.

Y tú eres de los que dan gusto ver echando redes, qué más.

Y, por caso, preciosa la selección de esa pregunta de Cristina (creo que me la voy a guardar para ver si algún día yo también la puedo responder).

(Y el abrazo de siempre, claro :))

pini -

a propósito de los que "estamos en ello", parafraseándote.
descartadas las dos primeras categorías para "my boss", sólo restaría "obrero de la construcción".
no lo imagino Bustamante haciendo la mezcla de cal y arena, pero, qué bien expresa las proporciones!
(en ese oficio siempre se esconde algún poeta capaz de desgranar el ladrillo para pintarle la rayuela en la vereda de la niña del barrio.

Cayetano -

A propósito de Warhol, hoy 15 minutos no son suficientes. ¿Qué tal 50.000 años?. Esto es lo que propone el proyecto KEO: Una lápida con una inscripción que no sobrepase los 6.000 caracteres :). Venga, vayan tallando su inscripción en una piedra cósmica (o cómica).

http://www.keo.org/

Enrique -

Bien sabes que no hay problema, Cayetano; más bien al contrario. Los derechos de autor, además, quedan para los profesionales. Entre nosotros, todo lo contrario. Materia compartida. Trabajo en equipo. Además, de un tiempo a esta parte vengo observando que nos vamos encontrando en diferentes lugares, que nos vamos pisando los espacios. Me refiero a lo del “Tratado de la Pintura” de Leonardo. A mí también me tocó un ejemplar estos Reyes pasados, aunque si te tengo que ser sincero aún no he encontrado tiempo para su lectura. Me gustan estas notas breves, también los aforismos, aunque para estos últimos hay que ser ciertamente bueno. Las putas, los analfabetos y los obreros de la construcción estamos en ello.

Cayetano -

Al leer por primera vez este conjunto de anotaciones me vino a la cabeza el método de escritura de Leonardo. Soy un forofo de la metodología de este impresionante observador, no me interesa tanto lo que dice o como lo dice, pero me fascina el método o sistema de pensamiento. Acabo de regalarme una edición corregida y mejorada de eso que se conoce como "Tratado de la Pintura", en realidad notas y dibujos escritos en diferentes épocas (muchas de ellas con más 30 años de diferencia) y clasificadas por diferentes "compiladores". Lo sorprendente de estas notas es que, en mi opinión, forman un cuaderno de campo muy similar a eso que ahora llaman bitácoras.

Tambien he cojido (en el sentido que los mexicanos dan a la palabra, aún usando la jota) una cita contundente ;) que "adorna" *esto no es un blog* espero que el señor Enrique no considere esta "cojida" como una violación ... a sus derechos como autor. Añado: admirado autor, escribiendo notas al estilo de Don Leonardo.

Enrique -

Mentiría si dijese que estas pequeñas cosas no alimentan el ego. Aunque quizás la palabra no sea fama, Carmen. Se trata de otra cosa. Una espinita clavada en corazón, algo pendiente. En fin, no está del todo mal reconocerse. ¿Cómo va todo, Carmen?

carmen -

Me basta ver que tú tienes tus quince minutos de gloria para que sean mis quince minutos.
:-)
Creo que va a ser eso, que con la fama de los amigos me es suficiente.